Había una
vez una tribu de indios, una mañana el cacique llama: “Uh….” (mano en la boca),
los indiecitos muertos de sueño rápidamente se lavan la cara, el cuerpo, las
manos, se miran al espejo del agua y cogen las pinturas: nos pintamos de rojo,
de verde, etc. La cara, porque vamos de cacería!; nos volvemos a mirar en el
espejo del agua y cogemos el tocado indígena con las plumas y nos lo ponemos,
nos volvemos a mirar y salimos corriendo hacia los caballos, montamos ¡al
galope! (palmas en las rodillas), cruzamos el río (palmas normales), a galope
(palmadas en las rodillas). ¡Cuidado! Que vamos a desmontar, subimos despacio
la montaña, miramos para un lado y para el otro, por el camino viene una
caravana (ruido con la boca). Un señor muy gordo, muy gordo viene cantando así
“lo-lo” y los indios acechan y dan la alarma “Uh-Uh…” Y los indios sacan las
flechas ssssssss……. El señor gordo,
muerto de miedo sale corriendo y los indios bajan despacio hacia la puerta de
la caravana, ¡la abren! M…m… Y dendro tenemos ¡el oro!, sacarlo con fuerza
(esfuerzo) ¡ja! Sobre los hombros lo llevamos hasta los caballos ¡al galope!
Ahora regresamos, cruzamos el puente (golpes en el pecho), al galope y
desmontamos. En la puerta nos encontramos al gran cacique ¡Alú-Balú!, que
quiere decir “cómo fue la cacería!, entonces los indios contestan “guali”
(fantástico). El gran cacique dice “guanda” (fiesta) y empiezan los tambores:
umba, umba, umba… o pom, pom, pom…
Y los
indígenas después de la fiesta se van todos a dormir.
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